Wednesday, June 28, 2006

¿Es un pájaro?... ¿Es un avión?... ¿Qué marca es?...


Regresa a las pantallas cinematográficas surcando los cielos, el superhéroe más famoso de la cultura cómic nacido en los inicios de la segunda guerra mundial. Con sus particulares poderes y su traje que refleja el patriotismo norteamericano, rescata de nuestro subconsciente, ese ser supremo que intentamos desvelar por medio de religiones y que por algún merito, simula a un Moisés abandonado no a las aguas del río Nilo, sino a la inmensidad del espacio con destino a un sistema solar un tanto primitivo, con un planeta con las características propicias para su desarrollo sobrenatural.
Siendo adoptado por aquella pareja ejemplar, Kal-El ( o Clark Joseph Kent ), recibió los más sobresalientes valores para que en su etapa de descubrimiento y madurez enfrentara la difícil tarea de salvar un mundo decadente y vulnerable.
Un gran icono de la revolución de la narrativa gráfica desarrollada por ese carácter pictórico y fantástico de escritores y dibujantes que a finales de los años treinta publicaron en las pequeñas revistas de historietas lo que sería el primer superhéroe de este movimiento, convirtiendo a Superman como el favorito de la época de oro de los comic books.
A través del cine y la televisión, muchos actores le han dado vida al “Hombre de Acero”, uno de ellos fue George Reeves, quién en 1953 vistió la capa roja ( a pesar que la televisión en ese entonces era en blanco y negro ) y que lamentablemente seis años más tarde se suicidó por causas desconocidas. Pero el más famoso interprete hasta el momento ha sido el tan recordado Christopher Reeve, un neoyorquino que a sus 26 años después de varias trabajos en el teatro fue seleccionado para lucir el escudo con la “S” en su pecho en cuatro ocasiones. Años más tarde, Reeve se iría de nosotros pero dejando ese legado que representa el traje azul. Ahora la industria del marketing, la imagen y las marcas en que se ha convertido el cine, rescata este reconocido arquetipo del espíritu humano, a manos del director Bryan Singer, responsable de brindar a un público exigente y cambiante un concepto que fue creado bajo diferentes ópticas y pensamientos. No es trabajo fácil vender a la generación del X-Box, la Internet, el Cartoon Network y los "Reality Shows", un personaje mítico como Superman, ya que la mentalidad actual trastoca totalmente la percepción casi mesiánica de un ser superior que evoca otra de las tantas deidades creadas por el hombre, y así, como en la producción de los mejores comerciales publicitarios, el logotipo, acompañado de un producto prefabricado bajo el estándar de la más alta y moderna estética visual, nos ofrece el modelo “perfecto” para alimentar el ego humano. Un cuidadoso casting ha encontrado en un desconocido Brandon Routh ese personaje que reúne las características exigidas por su realizador ( Singer es abiertamente homosexual, sin ser esto algo negativo para su concepción ), por lo que en medio de la cultura actual del Extreme Make Over y el aprendizaje para llevar una vida de portada de revista de moda masculina con la más alta definición del “glamour” y la estética, asesorado por el genero gay, nuestro querido superhéroe se ha convertido en un “supermodelo”.
Admiro el trabajo de Singer desde la aclamada película "The Usual Suspects" y su propuesta fílmica con los maravillosos mutantes X, y espero lo mejor para Superman y Routh para el futuro, porque es totalmente predecible su secuela, ya que de alguna manera el mundo necesita de estos personajes, ante el decaimiento de las gastadas figuras religiosas, los incongruentes códigos de pintores renacentistas, la imponente globalización y el peligro del enriquecimiento y manejo incierto del uranio por conocidas naciones. Debemos concentrar nuestra energía en el descubrimiento interior como seres superiores, que nos desenvolvemos bajo el alter ego del Clark Kent que llevamos dentro.